La
maravillosa vida breve de Óscar Wao transcurre
entre EE. UU. y Santo Domingo en una mezcla de narradores y estilos
equivalente a la que se da en las culturas de ambos países. La
novela cuenta la vida de un nerd, gordo y negro del gueto de New
Jersey, ciudad en la que vive, acude al instituto y asiste a la
universidad. Óscar es un friki descendiente de dominicanos que vive
obsesionado por conseguir el amor de una jevita, la imposibilidad de
lograrlo lo lleva a la escritura compulsiva de cientos de libros, a
refugiarse en el mundo de Tolkien -al cumplir nueve años la
bibliotecaria lo retó a que leyera El señor de los anillos,
a ver si podía- así como en los de los superhéroes de
Marvel y DC Comics. La errónea pronunciación de Wilde, a causa de
un imposible disfraz de Halloween, renombró para siempre a Óscar
como Wao.
Las
calles de New Jersey están plagadas de violencia física y
psicológica, bandas y luchas callejeras, es la otra orilla, donde
viven y triunfan los Sopprano; una violencia apenas diferente de la
que Trujillo ha hecho gala durante los años de la dictadura en Santo
Domingo, un país acostumbrado a la locura de su señor presidente,
su tirano banderas, su patriarca de turno. A pesar de que en alguna
ocasión el narrador nos “ahorra” la dureza de las descripciones
contándonos solo el resultado del proceso, la obra es un extenso
tratado de la barbarie a que fue sometida la primera tierra del
caribe que los españoles conquistaron llenándola de fukú para
siempre, como nos recuerda el autor a “los que nos faltan los dos
segundos obligatorios de la historia dominicana”. Mediante el
recurso de las Notas a pie de página, se nos va dando la información
precisa sobre hechos y personajes de la historia de Santo Domingo.
País que actúa como contrapunto de la narración, es el lugar del
cañaveral de la muerte del que Beli (la madre de Óscar) escapó
cuando La Inca la vio viva, donde se puede ver algo similar a una
mangosta, donde acabará nuestro héroe cuando ya no pueda sustraerse
al amor loco que lo arrastrará al final.
La
novela es una miscelánea de narradores en primera y tercera persona.
Lola, la hermana de Óscar -otra mujer fuerte como Belicia y La Inca-
cuenta en primera su peripecia en Wildwood: “En eso me convertí”.
Yúnior compartirá habitación con Óscar en la universidad para
ganarse el favor de Lola -una novia un poco celosa que lo quiere atar
corto- de ahí que en una mezcla de narración en primera y tercera
personas nos cuente lo sucedido en esos años cruciales de la caída
de Wao, La educación sentimental. Entre bromas y veras en esta trama
todos escriben, ya sea por afición o por oficio, libros lecturas y
clásicos a los que se “cita” cuando se recuerda que el calor de
la isla era más evocador que cualquier “madeleine”.
El
tiempo de la trama comenzó en 1944, pero no es lineal, se salta de
país y tiempo en los tres bloques en que se divide la novela.
Sobre
la traducción, namá te diré, bró, que eché mano al
diccionario como un fokin crazy. Es apabullante el nivel de
recursos de Achy Obejas -¿por qué en Debolsillo no aparece su
nombre en la portada, ni tiene una pestaña o reseña como la del
autor?- para hacer de la lectura el tratado del español de América
más vivo y actualizado que conozco: aparte de los modismos propios,
están el inglés adaptado, el uso de la cursiva y la mayúscula
airada, CÁLMATE QUE YA ACABÓ.
-Junot Díaz: La maravillosa vida breve de Óscar Wao. BCN. Debolsillo. 2008
Traducción de
Achy Obejas.
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