23 de junio de 2012

Flaubert: Bouvard et Pécuchet. Politique

El título de este libro de Flaubert es el nombre de los dos personajes que lo protagonizan: Bouvard y Pécuchet. Dos ciudadanos solitarios, aburridos y ociosos que tras conocerse en un día caluroso inician una amistad que les impulsa a venderlo todo y comprar una granja a la que irse a vivir para así poder poner en práctica todos los conocimientos que los libros les permitan. Son un par de lectores compulsivos que buscan en los libros todo lo que necesitan,  ya sea para fabricar conservas, descubrir yacimientos arqueológicos, producir champagne, cosechar cereales, sanar enfermos o declamar las tragedias de Racine y las comedias de Moliére. Grotescos y ridículos a veces, profundos y juiciosos otras. Eran  los internautas del siglo XIX  que todo lo buscaban y lo encontraban en la red de las publicaciones en papel, que a golpe de revista ilustrada y de forma casi mecánica pasaban de un saber a otro sin tiempo de reflexionar. Hoy son médicos y mañana ingenieros, ahora son socialistas utópicos  y más tarde ladrones de pilas bautismales, en una carrera sin meta que los lleva de un saber a otro como respuesta a sus fracasos, los cuales no merman nada más que las cuentas bancarias de los protagonistas, pero nunca sus deseos de saber. Destacamos aquí el final del Capítulo 6 en el que Bouvard y Pécuchet han saboreado el ascenso y caída de la revolución de 1848. 
El libro,  que está inacabado, apareció de forma póstuma en 1881.

Bouvard et Pécuchet. Edición de Stéphanie Dord-Crouslé.
Gustave Flaubert  Université de Rouen.

Capítulo 6 [Política] 

    -¿Quieres saber mi opinión? -dijo Pécuchet.
    "Puesto que los burgueses son feroces, los obreros celosos, los curas serviles -y que el pueblo en suma, acepta todos los tiranos, con tal de que les dejen el hocico en su escudilla, ¡Napoléon ha hecho bien!- ¡Que lo silencie, lo pisotee y lo extermine! ¡Nunca será bastante, por su odio del derecho, su cobardía, su ineptitud, su ceguera!"
    Bouvard reflexionaba: - ¡Bah, el progreso, qué chiste! Añadió: - ¡ Y la política, una bonita porquería!
    - No es una ciencia- prosiguió Pécuchet. El arte militar es mejor. Se prevé qué sucederá. ¿Deberíamos dedicarnos a ello?
    - ¡Ah, gracias!- replicó Bouvard. Me asquea todo. ¡Vendamos primero nuestra casa, y vayámonos con los salvajes, voto a Dios! *au tonnerre de Dieu, juramento usado para expresar cólera.
    - ¡Como quieras! ...
[traducción propia]

— « Veux-tu savoir mon opinion ? » dit Pécuchet.
« Puisque les bourgeois sont féroces, les ouvriers jaloux, les prêtres serviles – et que le peuple enfin, accepte tous les tyrans, pourvu qu’on lui laisse le museau dans sa game lle, Napoléon a bien fait ! – Qu’il le bâillonne, le foule et l’extermine ! Ce ne sera jamais trop, pour sa haine du droit, sa lâcheté, son ineptie, son aveuglement ! »
Bouvard songeait : — « Hein, le progrès, quelle blague ! » Il ajouta : — « Et la politique, une belle saleté ! »
— « Ce n’est pas une science » reprit Pécuchet. « L’art militaire vaut mieux. On prévoit ce qui arrive. Nous devrions nous y mettre ? »
— « Ah ! merci ! » répliqua Bouvard. « Tout me dégoûte. Vendons plutôt notre baraque, et allons au tonnerre de Dieu, chez les sauvages ! »
— « Comme tu voudras ! »